Supongamos que decides ingresar en un club de artes marciales, atraído por la publicidad de ese club, según la cual el maestro es el representante exclusivo en España de una antiquísima, milenaria y mística escuela de artes marciales, que hasta ahora solo enseñaba a sabios monjes shaolín.
Estupendo, piensas. Soy un tipo con suerte, estoy aprendiendo algo que solo unos pocos occidentales conocen, lo cual ciertamente va a aumentar tu estatus en cócteles y fiestas. De forma que el sudor de las sesiones de entrenamiento, y el pago de las cuotas mensuales o los exámenes, no hacen mella en ti. Tus pasos siguen la senda de antiguos guerreros samuráis o antiguos monjes y ya no te importa nada.
Pero ¿Es esto cierto? ¿O estas siendo estafado por un timador que sabe cómo utilizar las palabras adecuadas para engatusarte y lo que estas aprendiendo solo es un batiburrillo de técnicas robadas de otras artes, sacadas de unos viejos manuales o de inaccesibles vídeos?
En el pasado nos hemos reído bastante de esta gente y de sus inocentes víctimas, una minoría considerada dentro de los sectores más profesionales como los “frikis” de las artes marciales, creyendo que con el paso del tiempo, con la información y la sensatez de la gente, esta moda iba de algún modo a cesar. Pero la realidad es que debido al éxito de internet como herramienta para acceder a todo tipo de personas, el número de estafadores y de organizaciones fraudulentas crece y se publicitan aún más. Hay muchas personas que desean conocer la legitimidad de la escuela a la que están pensando unirse, y otras personas contactaron con nosotros porque fueron víctimas de algunos estilos con una extendida fama de ser un camelo.
Tenemos muy claro que no somos una agencia de control de calidad dentro de las artes marciales y sabemos que es prácticamente imposible cortar de raíz este problema. Es muy difícil controlar la autenticidad de todas las escuelas e instructores que campan a sus anchas por toda la geografía nacional; pero si podemos denunciar en los medios y poner nuestro grano de arena para que la gente esté cada vez más informada, ya que pese a toda la información que se puede obtener y las campañas de concienciación, la gente sigue siendo sistemáticamente estafada. Entre otras cosas porque cuando alguien se involucra inconscientemente en uno de estos grupos, con un carácter místico o sectario, no tiene ojos ni oídos para otras cosas y aunque todos los indicios apunten a que uno mismo puede estar siendo víctima de estas mafias, uno siempre encuentra argumentos para justificar el comportamiento de estos “seudomaestros” que tiene una habilidad especial para generar gran empatía entre sus adeptos. Recordemos lo sucedido recientemente en Bilbao con el monje Shaolín o con el maestro de Karate de Tenerife que abusaba sexualmente de sus alumnas, ambos eran admirados por sus alumnos. Cuando uno se involucra en un arte marcial el maestro se convierten en un modelo a seguir, en una fuente de inspiración o incluso un guía espiritual. Una vez integrado en estos grupos, nos dejamos llevar y somos incapaces de hacer caso a las numerosas recomendaciones que nos da la comunidad marcial del país.
Si a usted le queda una pequeña duda de que pueda estar siendo estafado y todavía conserva un poco de cordura, aquí va un pequeño y conciso dossier para averiguar si la escuela Ninja, de Kung Fu Shaolín o de Meditación Tibetana de su barrio es veraz o no.
Revisa la Literatura
Puedes encontrar gran cantidad de información sobre personas y estilos de artes marciales en varias fuentes.
Si es un estilo moderno que cuenta con unos pocos años de antigüedad, como es el caso del Karate, Judo, Aikido, etc. Estilos que tienen una gran implantación y prácticamente están todos institucionalizados por federaciones, tu búsqueda va a ser bastante sencilla. Puedes preguntar directamente a tu profesor si el club está afiliado a alguna organización. Cada una de estas artes, están respaldadas por grandes organizaciones que certifican y dan grados a los miembros. Es cierto que algunas escuelas se han hecho independientes, debido a razones políticas o personales, pero aún así, puedes comprobar si son razonablemente 'buenas' en la información publicada sobre ellas. Así por ejemplo, si quieres averiguar si el Buyushinkan (una organización independiente) enseña una variante del aikido fiable, deberías observar sus clases, hablar con los profesores, y después comparar con lo que se enseña en los libros de aikido de las librerías especializadas.
Internet
Aunque es fuente de fraudes baratos y campo de cultivo para los estafadores, también es una herramienta de gran utilidad para combatirlos. Contacta con gente, seguro que en varios foros de discusión te podrán poner en contacto con personas que te darán una opinión veraz y desinteresada sobre casi cualquier organización de artes marciales en España. Contacta con instructores de reconocido prestigio y solicítales ayuda en este sentido. Generalmente cada instructor siente una tendencia natural por elogiar su propio estilo de lucha, pero cuando un arte tiene tras de sí una trayectoria seria y contrastada, nadie se opondrá a reconocer la valía de una escuela o instructor en concreto. Encontrarás grupos de discusión de Karate, Aikido, Iaido, Jujutsu, etc.. Haz una pregunta acerca de algún estilo y en pocos días, si no en pocas horas, obtendrás montones de respuestas de casi todo el mundo que tiene alguna opinión sobre ese grupo.
Las escuelas de artes marciales antiguas
Son un poco más difíciles de escudriñar, lo cual es la causa de que en ellas se encuentran más fiascos, engañifas y supermaestros de pacotilla, que por ejemplo, en la escuela de karate Shotokan. Las cuales siguen unos planes de formación más rigurosos, exámenes, cursos y exigen un tiempo de permanencia en cada grado, que garantizan la calidad de todos sus miembros
¿Cómo puedes saber si el Maestro Perico de los palotes es realmente maestro de un antiguo arte de la espada llamado WakaWaka Ryu?
Otra vez:
La información que puedes obtener de los foros es cada vez más necesaria, porque los fraudulentos se están organizando y creando sus propios grupos legitimadores. Para dotarse de un cierto aire de autenticidad, algunos grupos se están juntando en mafias, en las que se otorgan grados unos a otros. Así, cada uno legitima la maestría del otro. Yo te envío desde España un diploma reconociéndote el 7º DAN de mi organización WAKAWAKA RYU y tú me envías otro desde Venezuela nombrándome 10º DAN de la tuya. Se genera así una espiral de contactos en los cuales unos reconocen a los otros y hay algunos farsantes que han engordado su currículum a su conveniencia en pocos meses. Yo mismo me he introducido en una de estas redes, y en pocos días he llegado a conseguir una certificación de Cinturón Negro 10º Dan. Nadie me ha examinado, nadie ha comprobado mi nivel técnico, solamente ha bastado un compromiso personal para facilitarles yo mis certificados desde España.
Por ejemplo, se da el caso, de que hay muchos de estos farsantes que se están promocionando en nuestro país con el grado de 7º Dan, si haber pasado jamás un solo examen y sin tan siquiera ser cinturón negro 1º DAN de una federación seria reconocida. En las federaciones más o menos serias, se necesitan cumplir unos niveles muy altos de exigencia. Primeramente, contar con una trayectoria de práctica demostrada y luego pasar unos exámenes frente a un tribunal de grados compuestos por seis o siete maestros de alto nivel. Además de la parte técnica, el aspirante ha de superar una liga de combates. A veces se requiere un par de años para contar con la puntuación necesaria para poder optar al examen técnico. Para ostentar el reconocimiento de 7º DAN en un arte convencional tipo Karate, Judo o Taekwondo, hay que demostrar una trayectoria mínima de 35 años de práctica ininterrumpida. La proliferación de este tipo de estafadores hace un daño muy grande al mundo de a las Artes Marciales en general.
El negocio de estos maestros radica, en el hecho de hacer
crecer su red de alumnos para cobrar unos buenos honorarios por exámenes de
paso de grado o de cinturón negro. Cuantos más instructores y cinturones negros
produzca, le servirá para perpetuar su negocio a través de los años entrando en
los anales de la historia de las artes marciales compartiendo gloria junto a
otros “Colegas de trabajo” como: Bruce Lee, Funakoshi, Gigoro Kano, Mas Oyama
etc.. fundadóres también de sus propios estilos.
La información que puedes obtener acerca de un grupo en concreto, si proviene de su propia panda de colegas, te pueden hacer creer que este es perfectamente legítimo. Para salir del error, debes rastrear en la red y contactar con otros grupos no conectados con ellos.
Otra cosa que te puede poner sobre aviso respecto al posible fraude de tu estilo sucede, cuando tras preguntar al profesor o a los veteranos sobre el linaje, la trayectoria profesional de tu maestro, estos te despachan diciendo que no estás preparado para conocimientos secretos. La sociedad Japonesa es notoria por las montañas de documentos y testimonios que se han escrito sobre cualquier escuela antigua legítima, seguramente tu escuela ya ha sido abundantemente documentada en los archivos de una provincia o de un clan. Hay maestros que han recopilado y clasificado muchos documentos confeccionando una lista con varios cientos de escuelas. Si tu escuela Japonesa no está en el Bugey Ryuha Daijiten, entonces yo ya empezaría a sospechar.
La moda de crear tu propio estilo.
La Filosofía oriental hay sido muchas veces mal interpretada. Dentro de los códigos de conducta de las artes marciales hasta los años 50 o 60, se consideraba una falta grave de respeto que algún alumno se autoproclamase heredero de los conocimientos de una escuela o maestro en particular, cuanto menos crear un estilo. Cuando esto ocurría, la comunidad de maestros se reunía para editar un comunicado repudiando la actitud de ese alumno. Ya que la moral oriental da mucha importancia al respeto que se les debe a los maestros, a las tradiciones y al no actuar deshonestamente. El engaño y la mentira eran considerados como una falta de hombría muy grave. Es mucho más digno y meritorio, cualquier practicante de bajo nivel, que no aquel que a un pudiendo demostrar una buena técnica, con artimañas llega a proclamarse maestro de algo que nunca ha sido. Actualmente impera la creencia de que todos somos libres para hacer lo que nos dé la gana, con el único fin de llevar unos pocos euros a los bolsillos.
Cuando a uno de estos seudomaestros se les pregunta porque inventaron sus estilos y cuáles son sus fundamentos técnicos, todos suelen argumentar las mismas cosas, que en realidad no han inventado nada, que sus estilos son una visión personal, una recopilación de lo que aprendieron y de lo que ellos creen que debería ser un autentico arte marcial. Muy bien, pero dígame: ¿Entonces qué es lo que ha inventado usted? En realidad no he inventado nada, solamente un nombre, que es más ocurrente y más comercial
¿Bajo esta filosofía, es lícito que todos inventemos nuestros estilos? ¿Hemos sido todos tocados por la mano de Dios como para crear algo nuevo?
Es evidente que no estoy a favor de esa gente que de la nada dice haber creado algo y se atreven a autoproclamarse grandes maestros fundadores del Wakawaka Ryu. Como practicante de artes marciales que soy, siento vergüenza ajena, de que tíos hechos y derechos tengan una actitud tan infantil hacia esta profesión. Como cuando íbamos al colegio y creábamos nuestra propia panda de amigos y nos proclamábamos los jefes y capitanes del grupo; si eras mi amigo, yo mismo te hacia un carnet y te dejaba entrar en mi panda. Este tipo de comportamiento puede ser incomprensible para aquel que lleva años de dedicación y esfuerzo para conseguir sus grados sin tener que engañar a la gente. La realidad de la vida, es que hay gente capaz de hacer cualquier cosa...
Reconozco que hay MAESTROS (con mayúsculas) que tienen un talento especial y que han sido capaces a través de los años de aportar algo nuevo al mundo de las artes marciales creando sus propios estilos. Gente que ha tenido una trayectoria profesional contrastada, que han sido campeones del mundo de alguna disciplina o que tienen tras de sí bastantes años de práctica a sus espaldas. Pero no cualquiera, que pretenda llenarse los bolsillos con las artes marciales.
Conozco muchos estilos raros, que han quedado en el olvido a los pocos meses de su creación y otros que nunca despegaron o que nunca cruzaron la frontera del barrio donde fueron creados. Maestros que se publicitaban con una suma en su palmarés de más de 30 danes y que en realidad jamás tuvieron una quincena de alumnos ¿Qué sentido tiene crear algo así?
Mucha de esta gente se llena la boca diciendo que ellos no lo hacen en plan comercial. Sin embargo, a tenor de sus actos, parece no temblarles la mano, ni la moral a la hora de publicitarse como los profesionales de más alto rango, exponiendo todo su arsenal de diplomas, cobrando a sus alumnos por las clases, por sus exámenes de grado, cinturón negro, sus cursos de reciclaje y formación. A estas alturas de la vida, en las únicas Hermanitas de la Caridad que yo creo, son aquellas que se juegan la vida haciendo una labor desinteresada en la misiones de África.
No todo lo que puedes leer en un libro es veraz
La gente cree todo lo que se encuentra en letra impresa, precisamente porque está impreso, es verdadero. Esto es un error. Incluso los escritores más honestos pueden cometer errores sin querer. Y con el auge de los medios de comunicación de masas, y la caza del dólar fácil siempre presente, los libros, las revistas y por supuesto internet están llenos de todo tipo de engaños, no solo en el campo de las artes marciales. He visto libros impresos con muy vistosas portadas y estupendas fotografías que, me parece a mí, son un fiasco.
Alguien, una vez me mandó un libro sobre su profesor y sobre el estilo que enseñaba, tal vez para que yo fuera consciente de la existencia de un individuo tan especial. Sin embargo lo que yo vi fue una muy bien orquestada estafa, hecha a este admirador y el resto de los estudiantes. Una estafa perpetrada durante décadas, apoyada en un muy hábil uso de oscurantismos, estereotipos orientales y falta de entendimiento de la historia japonesa.
Solo porque un instructor aparezca en alguna revista de artes marciales especializada de gran difusión, no implica que la legitimidad de este esté garantizada. Nuevamente me remito al caso del falso monje Shaolín que apareció en numerosas ocasiones en la Revista Cinturón Negro y en programas televisivos, haciendo alarde de la más pura nobleza y espiritualidad marcial. Que no se malinterpreten mis palabras, no estoy cargándome estas revistas. Son buenas en lo que hacen. Ofrecen actualidad y noticias sobre artes marciales para la mayoría de los practicantes de este país. Pero se ocupan de tantos tipos de artes y de tantos artistas marciales, de tantos 'maestros', que inevitablemente un par de fraudes se cuelan de vez en cuando, fraudes que son fácilmente detectados por aquellos que saben dónde buscar bien.
Estudio de las trampas
También se debe estudiar el ambiente. La mayoría de los profesores legítimos, ya sean profesionales o se dediquen a enseñar solo unas horas, deberían comportarse como profesionales. Imagínate dicho maestro, con ropa de calle, como un médico de familia, un abogado, un profesor o con otra profesión que se te ocurra. ¿Es su personalidad y su comportamiento el de alguien en quien se puede confiar? Contrariamente a lo que la gente cree, los profesores de artes marciales en Japón y en China, normalmente actúan como personas normales. No suelen hablar al estilo oriental con profundas citas en castellano entrecortado, ni viven en monasterios. En realidad, la mayoría de los profesores en Asia, excepto en las grandes organizaciones modernas, no ganan mucho dinero enseñando artes marciales. Llevan vidas normales, y actúan como personas normales, aunque a lo mejor enseñan habilidades extraordinarias.
Si tu maestro (Español) de WakaWaka Ryu entrecierra los ojos
para parecer más oriental, y arrastra sus palabras como una combinación entre
Chiquito de la Calzada
y el Maestro Po, pero toda su vida en Lépe, provincia de Huelva, no hay que
creer que es un sabio maestro. Lo que hay que pensar es que este tipo tiene
problemas mentales serios.
También hay que fijarse en la decoración. Algunos dojos modernos pueden utilizar adornos para encandilar a los padres, y convencer a estos de que apunten a sus hijos: Muchos trofeos, diplomas, estandartes, armas exóticas, insignias y banderines. Pero todos estos añadidos ¿tienen más importancia que el propio entrenamiento? Tantas insignias en el kimono y tantos danes a veces solo sirven para distraer la atención sobre algo, como por ejemplo, que el nivel técnico de este maestro es un fiasco y que todo su currículum ha sido poco más o menos que inventado.
También hay que fijarse en la decoración. Algunos dojos modernos pueden utilizar adornos para encandilar a los padres, y convencer a estos de que apunten a sus hijos: Muchos trofeos, diplomas, estandartes, armas exóticas, insignias y banderines. Pero todos estos añadidos ¿tienen más importancia que el propio entrenamiento? Tantas insignias en el kimono y tantos danes a veces solo sirven para distraer la atención sobre algo, como por ejemplo, que el nivel técnico de este maestro es un fiasco y que todo su currículum ha sido poco más o menos que inventado.
Las verdaderas escuelas son incluso más austeras. Por eso si se entra en un dojo de una escuela antigua, y se encuentra todo tipo de decoración tipo oriental, debemos estar alerta. Casi todas las escuelas están influidas por el Shinto, el Zen y o las religiones esotéricas japonesas, en su arquitectura y decoración, por lo que tienden a ser austeras y sencillas en lo que se refiere a ropa de entrenamiento y mobiliario del dojo. Una pintura o una caligrafía que cuelga de la pared, tal vez un arreglo floral, un pequeño altar y un lugar para colocar las armas. Con esto se describe un dojo característico de Japón. Desde luego nada de tigres gigantes sobre fondo de terciopelo
Más allá de la legitimidad
Bien, has estado investigando un montón, y crees poder afirmar que tu estilo es legítimo. Pero aquí no acaba la búsqueda. Además de saber si el estilo es o no legítimo, debes decidir si realmente quieres o no pertenecer a esa escuela. A no ser que solamente estés interesado permanecer el tiempo suficiente para obtener un cinturón amarillo, impresionar al personal de la oficina, y después dejarlo, debes ser consciente de que comprometerte con un maestro de un arte marcial va a requerir muchos años de tu vida. ¿Es ese dojo en particular un lugar donde vas a sentirte bien durante tanto tiempo?
Puede ser que el profesor este legitimado, pero practicar artes marciales en un lugar donde el instructor jefe intenta ligarse a las mujeres jóvenes no es un ambiente muy saludable, aparte de inaceptable. Los ayudantes y profesores ¿intentan crear un ambiente sano donde niños y estudiantes aprenden valores como el respeto, sinceridad y cortesía, o el objetivo del dojo es únicamente crear matones agresivos que ganen en las competiciones y en las peleas callejeras?
La práctica de las artes marciales de la mano de un autentico profesional son muy beneficiosas para la formación integral de las personas desde el punto de vista físico y moral y en general, empujan hacia la realización de buenas obras y a mantener un comportamiento elevado. Otras escuelas tienen un carácter muy parecido a las sectas, utilizan el lavado de cerebro severo y dinámicas de grupo agresivas. Donde el maestro siempre tiene razón, incluso si se le descubre durmiendo con los chicos y chicas jóvenes del grupo. El maestro es adorado como si fuera la reencarnación de Jesucristo, aunque este haya pasado un tiempo en una prisión federal por chantaje, lavado de dinero y evasión de impuestos. En definitiva, el ambiente de una escuela de artes marciales, puede ser un tanto cerrado y exclusivo, pero nunca sectario. El maestro será respetado, pero no elevado a un inaccesible pedestal.
Finalmente...
Si te preguntas si un cierto grupo es legítimo o no, antes de unirte a él, espero que este “pequeño” artículo te ayude a discernir.
Vivimos en una era traicionera, falsos profetas y fraudes abundan en todas las actividades humanas, religión, negocios, artes marciales... Profetas que prometen la salvación si les entregas tu dinero, tus verdades y tu alma. Si estas en uno de esos grupos, y quieres seguir creyendo contra todo credo, estas perpetuando la falta de honestidad y las mentiras en un mundo donde debe imperar la honestidad por encima de cualquier otra cosa, ya que este es el verdadero credo del Budo. Deberías salir de ahí tan rápido como puedas. Las artes marciales es un mundo muy pequeño donde todos nos conocemos, si te unes a un grupo que tiene tras de sí una mala reputación, es muy probable que vayas a arrastrar de por vida esa carga a tus espaldas.
A los tontos y a su dinero se les engaña fácilmente. No seas tonto. Usa el sentido común y los medios a tu alcance para decidir si vas a practicar un cierto arte marcial o no. No dejes que las ensoñaciones de convertirte en un gran maestro de las artes marciales te impidan reconocer las mentiras de algún falso profeta como lo que son.