miércoles, 1 de junio de 2011

El Aikido, el camino de la armonia


El Aikidō (合気道、合氣 "el camino de la energía y la armonía") es un gendai budō o arte marcial moderno del Japón. Fue desarrollado inicialmente por Morihei Ueshiba (1883-1969), aproximadamente entre los años de 1930 y 1960. 

La característica fundamental del Aikido es la búsqueda de la armonización/ neutralización del contrario en situaciones de conflicto, dando lugar a la derrota del adversario sin dañarlo; propiciando la educación del instinto propio, la auto-reflexión y la evolución del oponente. En lugar de "simplemente" destruirle o humillarle; buscando a su vez el propio crecimiento personal. Formándonos como personas valiosas para la sociedad.

El gran maestro (llamado también O-sensei) Morihei Ueshiba desarrolló el Aikido tras estudiar en varias escuelas de artes marciales japonesas de combate, con y sin armas; entre ellas están: Hōzōin-ryū Sojutsu (Lanza) Tenjin Shin' Yo Ryu Jujutsu (lucha) con Tokusaburo Tozawa en 1901, Gozo-Ha Yagyu Shingan Ryu kenjutsu (sable) con Masakatsu Nakai entre 1903 y 1908, Judo con Kiyoichi Takagi en 1911 y durante un tiempo Daitō-ryū aiki-jutsu con el famoso Sōkaku Takeda, hasta que este le expulso.


El Aikido y su eficacia en combate


Los aikidokas experimentados saben que esta cuestión es mucho menos relevante de lo que podría parecer. Sin embargo, en una cultura como la occidental, orientada esencialmente a resultados prácticos e inmediatos, es inevitable que nos planteemos y nos planteen constantemente este tema.

Hay varios motivos por los que se podría dudar de la efectividad del Aikido como técnica de combate. En primer lugar, es muy frecuente que oigamos el comentario de que parece que las técnicas están “coreografiadas” y que no son reales. Esta crítica encierra un punto de verdad y cualquier aikidoka es perfectamente consciente de cuáles serían las consecuencias si uke ejecuta un ataque sin ningún control (porque una técnica de aikido es tanto más efectiva en cuanto mayor ímpetu encierra el ataque) y/o no sabe recibir adecuadamente la técnica. En el mejor de los casos, acabaremos con alguna contusión o distensión leve. En el peor, con alguna lesión articular o cervical grave. En cambio, este factor se atenúa con los años de entrenamiento ya que uke aprende a controlar las consecuencias que una técnica puede tener sobre él y precisamente eso permite a tori ejecutar la técnica con mayor eficacia.

En segundo lugar, es importante tener en cuenta que las técnicas de aikido se realizan contra ataques “idealizados” y alejados de los ataques que recibiríamos en una pelea en la calle. Eso ha motivado que algunas escuelas de Aikido hayan incluido otro tipo de ataques. Sin embargo, el tipo de ataque es menos relevante de lo que se podría pensar porque algunos de los conceptos básicos del aikido hacen referencia a
nuestra colocación respecto al atacante y la línea de ataque pero también a nuestra capacidad de anticipación. Estos conceptos son constantes independientemente del tipo de ataque y por lo tanto aplicables a todo tipo de situaciones. Además, aunque al principio de nuestra instrucción los ataques son muy lentos y marcados, a medida que progresamos, los ataques deben ganar en rapidez, fuerza e intención, ayudando al aikidoka a adaptarse a un número cada vez mayor de ataques y situaciones.

Por último, muchas de las técnicas en Aikido (especialmente si nuestro nivel no es muy elevado) requieren la aplicación previa de un atemi (golpe o ataque) para ser efectivas. Los atemis suelen omitirse en los entrenamientos para evitar posibles lesiones. 

Teniendo en cuenta lo que hemos explicado, se podría argumentar que estos aspectos limitan considerablemente la efectividad del aikido como técnica de combate. Parcialmente puede ser así, pero también debemos pensar que O Sensei, en el momento de desarrollar el Aikido, partió de técnicas que esencialmente buscaban ser efectivas. Sin embargo, es imprescindible tener que en cuenta que O Sensei eligió deliberadamente que el Aikido se convirtiera en algo más que en un “arte marcial efectiva”. Por lo tanto, es muy posible que otras artes marciales puedan ser más efectivas en combate. 

Si lanzamos un puñetazo o una patada, quizá no seamos completamente eficaces neutralizando a nuestro adversario, pero lograremos parcialmente nuestro objetivo. En Aikido, en cambio llevar a cabo, es prácticamente imposible realizar una técnica de forma efectiva sin tener un cierto control sobre conceptos como el ritmo, la extensión, el centro, el momento de entrada (irimi), la anticipación, la estabilidad, la unión, etc... Alcanzar una mínima comprensión de estos conceptos a la mayoría nos lleva años de entrenamiento.

Sin embargo, y precisamente porque desde el principio ya se hace mucho hincapié sobre los conceptos básicos que se encuentran en la base de prácticamente cualquier marcial, una vez poseamos un cierto nivel de control sobre los mismos, nuestro nivel de efectividad se incrementará de forma dramática. Irónicamente, cuando lleguemos a este punto muy probablemente nos encontremos con que nunca más debamos aplicar el Aikido a una situación de combate. La anticipación perfecta consiste en anticiparse al combate en sí, la unión perfecta consiste en conseguir entender tan bien a nuestro oponente que la agresión deja de ser necesaria. 

En cualquier caso, una de las grandes ventajas del Aikido es su maleabilidad y la facilidad para adaptarla a nuestra personalidad, intereses y objetivos. Probablemente, si nuestro interés es aplicarla en situaciones de combate, llegaremos a conseguir que nuestro Aikido sea altamente efectivo. Si nuestro interés recae más en los aspectos filosóficos y espirituales de este arte marcial el Aikido será una herramienta de desarrollo mucho más que un conjunto de técnicas de combate.

A este respecto, O Sensei expresó muy claramente cuál era su predilección al hablar sobre el concepto del Budo:

“Estás en un error si crees que el Budo significa tener oponentes y enemigos, y ser fuerte y cruel con ellos. La verdad del Budo es ser uno mismo con el universo, esto es, estar en unión con el centro del Universo”.


Mi experiencia personal con el Aikido

Ahi van 2 añitos de mi vida...
Hace ya algunos años tome clases de Aikido en un dojo cercano, muy interesado en el arte de Morihei Ueshiba. Durante dos años de entrenamiento aprendí a familiarizarme con la etiqueta, historia y técnicas más básicas de este arte marcial… y lo abandoné.

Me explicare. En un principio me atrajo del Aikido su filosofía de “evitar la agresión anulando al adversario", no con violencia, sino con técnica, utilizando su fuerza y agresividad contra el mismo. Este concepto tan civilizado es realmente practico en la sociedad moderna, ya que le protege a uno frente a la ley en caso de tener que repeler una agresión, además, el Aikido no es un sistema físicamente exigente, lo cual era otra ventaja mas, ya que tristemente, en la vida siempre hay alguien mas fuerte que tu.

Por si fuera poco, en el Aikido se “entrenaba” el uso de algunas armas japonesas, como el sable (Bokken), el Bo (palo largo) y el Yo (palo corto), a parte de desarmes de cuchillo (Tanto). Lo cual seria mi primer contacto con la lucha con armas.

Por todas estas cosas, parecía el arte marcial perfecto, pero tristemente me decepciono… un día me percate de que por las peculiaridades de su entrenamiento (comentadas antes en este articulo) y tras dos años de esfuerzo no sabia defenderme mejor que antes de iniciarme en el. Mi forma física era muy similar, y las técnicas que había aprendido eran extremadamente difíciles de aplicar en una situación real… y lo peor de todo es que aparentemente muchos de mis compañeros de dojo (algunos mucho mas experimentados que yo) tampoco parecieran lograrlo con la solvencia necesaria.

Aun con todo, sigo pensando que el arte del Aikido si puede llegar a ser un arte marcial eficaz fuera del dojo, pero sin duda es un sistema que, ya sea por su sistema de aprendizaje, ya por su propia concepción, es uno de los sistemas que tiene mayor curva de aprendizaje, y que si realmente se quiere utilizar como sistema de defensa personal, exigirá al aikidoka experto una aproximación mucho mas dura y realista a sus técnicas.

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