Viaje al Oeste es uno de los grandes clásicos de la literatura oriental, escrito de forma anónima alrededor del año 1590. La historia nos relata una versión mitológica de las aventuras del monje budista Chen Hsüan-Tsang (tambien conocido como Tripitaka) en su peregrinación a la India para conseguir las escrituras Budistas originales (recordemos que el Budismo proviene de la India).
A lo largo de sus más de 2000 paginas, Viaje al Oeste recoge antiguas leyendas chinas, tradiciones de todas clases, y sin embargo nos las presenta como un todo completo y coherente, entretenido de forma y trascendente en el fondo, siendo una de las pocas obras con las que los occidentales podemos llegar a atisbar los entresijos de la mentalidad y filosofía orientales.
El personaje que debería ser el centro de la narración es histórico, Chen Hsüan-Tsang, fue un monje que vivió durante la transición entre la dinastía Suei (581 – 618) y la dinastía Tang (618 – 907), periodo convulso (y, por tanto, interesante, como dicen los propios chinos), en el que se reunificó China hasta alcanzar, más o menos, una extensión semejante a la actual. En ese momento, las tres religiones más extendidas (Budismo, Taoísmo, Confucianismo) estaban a la par, al dejar de ser esta última la religión oficial del país. Sin embargo pronto descubriremos que el verdadero protagonismo de este historia épica es robado por sus tres seguidores, que no son otra cosa que tres temibles demonios que buscan su redención a los ojos de Buda haciendo de servidores y guardaespaldas del monje en su peligrosa aventura. Pero de entre ellos no es otro que Sun Wu Kung, el Rey Mono, el que brilla con más fuerza, llegando a ser en definitiva el verdadero protagonista de la historia.
Peregrino Sun, como también se hace llamar, es un espíritu libre, bromista, travieso, pero también un fiero exterminador de demonios, guerrero sin igual y un poderoso mago taoista. Sus travesuras, batallas y dilemas morales llenan las páginas de este libro, aportándole la vitalidad que le permite a uno leerlo completamente y disfrutar de su merecido final.
Léase, como todos los clásicos, con un poco de paciencia, pero la diversión está asegurada. Así como el alimento con el que saciar la curiosidad.
Cuatro peregrinos (cinco, con el caballo) en busca de la sabiduría a través de varios miles de páginas |
excelente Lectura , se aprende mucho de valores
ResponderEliminar