Cualquier artista marcial o
deportista las conoce muy bien. Nos saludan afectuosamente cuando nos iniciamos
en nuestra disciplina, y ya nunca nos libraremos de ellas por demasiado tiempo.
Al contrario que sus hermanas feas (las lesiones), estas solo nos producen dolor
muscular, pero no revisten gravedad, pasando por si solas en unos pocos días. Pero
a veces pueden ser una autentica molestia. Es en esos casos cuando nos hacemos
la pregunta: ¿Qué son exactamente las agujetas y que puedo hacer para suavizarlas?
¿Qué son?
Antes se creía que eran una
cristalización del ácido láctico en nuestros músculos y que era bueno tomar
agua con azúcar para “deshacer” esos cristales, que pinchaban produciendo
dolor. A día de hoy se sabe a ciencia cierta que esto no es verdad e ingerir
agua con azúcar sólo nos va a aportar calorías extra…
Las “agujetas” o también llamadas
dolor muscular tardío, son alteraciones morfológicas del músculo
y son el resultado de diferentes mecanismos: primero, comienza con micro-roturas
en ciertas fibras musculares y en los tejidos conectivos. Esto promueve la
liberación al espacio extracelular de sustancias que atraen a las células
inflamatorias, las cuales actúan amplificando la lesión e iniciando el proceso
de reparación y aumentando la sensibilidad al dolor de la zona. Todo ello tiene
la consecuencia de dolor, rigidez muscular, disminución de la fuerza y
la eficiencia y eficacia del músculo mientras duren. Sin embargo, tendría el aspecto positivo de que el
proceso de reparación que comienza hace que se creen fibras
musculares más fuertes.
¿Qué puedo hacer para que desaparezcan?
Actualmente, no hay un remedio
para que no aparezcan, sólo llevar una buena progresión en tu programación de ejercicio,
adecuando las cargas. En cualquier caso, una
opción para hacer desaparecer o mitigar las agujetas es volver a hacer
ejercicio al día siguiente. Al volver a activar los músculos, estos dilatan
sus vasos sanguíneos, arrastrando parte de la inflamación acumulada en ellos,
lo cual se traduce en una disminución del dolor que estos nos provocan al
enfriarse. Sin embargo, en agujetas severas, las cuales no solo son dolorosas,
sino que además nos impiden el movimiento normal, lo mejor será un ejercicio
muy moderado y suave como un calentamiento general o pasear, combinado con
descanso.
Otra opción son los medicamentos conocidos como anti-inflamatorios no
esteroideos (AINEs), siendo los más famosos la aspirina,
el ibuprofeno o el paracetamol, suelen ser
una opción común para mucha gente que sufre de dolores musculares o para
aliviar las agujetas que han tenido al día siguiente/s tras una sesión de
entrenamiento.
El motivo de que estos
medicamentos sean tan populares es que actúan contra el dolor, la fiebre y la
inflamación, pero no significa que sean una opción acertada en lo que respecta
al dolor muscular tardío post-ejercicio (agujetas). Algunos estudios han
encontrado que los AINEs reducen la sensación de dolor post-ejercicio
y hay evidencia de que pueden retrasar la recuperación si has
hecho una sesión de ejercicio físico intenso.
En 1970, el químico John Vane ganó el Premio Nobel de
investigación mostrando que los AINEs funcionaban porque inhibían la producción
de químicos reguladores de inflamación, llamados prostraglandinas. Pero las prostaglandinas también
tienen un papel en la creación de colágeno, la principal proteína implicada en
la construcción de tejido músculo esquelético.
La sensación de dolor e inflamación que sientes después de un
entrenamiento intenso está unida intrínsecamente a los procesos de
reparación que hacen que tus
músculos sean más fuertes para soportar esas cargas en otra ocasión. Los
AINEs reducen esa inflamación, en efecto, pero al mismo tiempo anulan alguna de
tus adaptaciones al entrenamiento y, de hecho, se han encontrado que un uso
prolongado de este tipo de medicamentos retrasa la curación de
fracturas óseas, o de lesiones en músculos, tendones
y ligamentos. Por lo que mi consejo es
solamente tomarlos bajo circunstancias estrictamente necesarias.
A entrenar.
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