Torneando un poco con nuestros hermanos de Barcelona |
Y como todas las cosas, buenas y malas, este curso de Hung
Gar ha terminado.
Este ha sido un año de transición para mí, pues he empezado
a recuperarme del bombazo que supuso para mi Kung Fu la paternidad. Han sido
tres años de batallar entre lo que quieres y lo que puedes, tanto a nivel
puramente físico, como a nivel psicológico... no me arrepiento de nada, mi hijo
es excepcional y estoy en una etapa preciosa de mi vida, pero mi Hung Gar se resintió
de estos enormes cambios. Pues bien, parece que todo está volviendo a su sitio,
si bien es cierto que lentamente.
Como escuela, este año ha sido interesante. Hemos atravesado
distintas fases, pero creo que hemos salido reforzados de ellas. Ha sido una
nueva “vuelta a los orígenes” en cuanto a la técnica y las aplicaciones… con la
aplicación de combate tradicional (no sandista) en el punto de mira. Tambien
hemos tenido la fortuna de contar con nuevas incorporaciones a la escuela, con
uno de los mejores grupos que he visto en los últimos años. Gente decidia a
aprender y quedarse, con muy buenas cualidades físicas y personales, además de
varios chavales jóvenes que parecen decididos a aprender… un lujo.
En el apartado deportivo tampoco ha sido un mal año para la
escuela. Acudimos al Torneo de Kung Fu de Barcelona del maestro David Conches,
y nos trajimos para casa como seis o siete medallas en diversas categorías.
Muchas de ellas de oro y plata. Personalmente a mí me fue mal, pero la verdad
es que falle psicológicamente más que técnica o físicamente… lo cual no es poca
cosa.
Ahora toca disfrutar de verano, de la familia y los amigos;
entrenar un poco también para tener las piezas bien engrasadas, y esperar que
el nuevo curso nos abra nuevos horizontes de conocimiento y habilidad marcial.
Que lo disfrutéis.
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