Existen muchas aproximaciones posibles al mundo de las artes marciales
(aamm en adelante).
Hay quien siente predilección por
su vertiente filosófica y ética, otros buscan ante todo mejorar su forma física,
muchos otros son verdaderos estilistas de las formas (katas en japonés) y las ven sobretodo como una actividad gimnástica.
También los hay que lo que realmente les interesa es la competición deportiva (Sanda en el caso del Kung Fu), y por
ultimo están los que se introducen en este mundillo buscando ante todo efectividad
en defensa personal.
Todas estas aproximaciones son legítimas, y perfectamente respetables.
Sin embargo un aamm es en realidad
un conjunto de todas ellas, y si queremos progresar de verdad dentro de el estilo elegido no podemos “tomar unas y dejar otras”. Y es que en
la superación de nuestras propias limitaciones y miedos radica la quinta
esencia del propio arte marcial (sea este el que sea).
A parte de estas consideraciones,
cabe el hacernos una reflexión: ¿Qué es
un Arte Marcial?, ¿Qué es realmente?, ¿Para que se ha estructurado,
desarrollado y perfeccionado?
El 99% de los estilos de aamm se
han creado por y para el combate (civil o militar, con armas o sin ellas, para
controlar a un agresor o para destruirlo…). Son sistemas de defensa personal.
Por mucho que nos guste pensarlo,
el ser humano ni es un animal pacifico, ni es, si se me permite la opinión, especialmente
sociable…
En cualquier caso, tanto si asumimos que hemos de aprender nuestro aamm
“como un todo”, como si lo que
queremos es aprender a aplicarlo a una situación real de defensa personal, el
Sparring se muestra como una herramienta imprescindible.
A trabes del sparring, podremos
poner en valor las técnicas y movimientos que hemos aprendido tan duramente en
las formas (o katas), encontrándoles
el sentido y permitiéndonos enfrentarlas a una situación real en la cual el
compañero no solo no colabora con nosotros, sino que intentara a su vez
“cazarnos” con las suyas.
Con esto no pretendo decir que el sparring deba ser un combate real.
Como cualquier otro método de
aprendizaje ha de ser progresivo, y su dureza también ha de serlo. El sparring
esta ahí para aprender, y si queremos pelear a plena potencia y sin cuartel, ahí
esta la competición deportiva.
Y si, es cierto que por muchas
protecciones que nos pongamos, y por mucho que intentemos controlar la potencia
de nuestros golpes, siempre acabaremos magullados, siempre se escapara algún
golpe más fuerte que otro… y al día siguiente puedes levantarte hecho polvo.
Bueno, ese es el precio que hemos
de pagar si queremos aprender… y por el camino podremos superarnos a nosotros
mismos a más niveles que el de la propia defensa personal.
A entrenar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Que Tienes en la Cabeza?