Un ex-marine condecorado, Wallace,
se gana la vida como pintor, aunque no le va demasiado bien. Una noche,
mientras conduce, se encuentra a Esther, una joven afroamericana que
salta desde un acantilado con la intención de suicidarse…
Así comienza el último número de la exitosa serie de comics de género
negro ambientados en la ciudad del pecado. Para los que no conozcan la serie,
basta decir que la acción transcurre en una ciudad imaginaria, llamada Basin
City (Sin City para los lugareños) que muy bien podría ser Las Vegas en la
actualidad, con la que Frank Miller (su autor) alcanzo la excelencia en el
juego de luces y sombras en que consiste su particular estilo de dibujo.
En “Ida y Vuelta al Infierno”
el autor ha intentado cerrar la serie de Sin City, creando una historia con
todos los tópicos del género (mujeres fatales, personajes amargados, corrupción,
violencia, vicio y una desesperada búsqueda de libertad y justicia) pero que
destaca sobre todas las anteriores, porque contra todo pronostico todo termina por
salir bien (creo que es la única historia de la serie en la que esto sucede).
Cabe destacar también la alucinante explosión de color de algunas
paginas (una rareza en el elegante blanco sobre negro de la serie), los guiños
del autor a otros comics (propios y de otros autores) y sobretodo en como se
convierte Wallace, el protagonista de esta historia, en el ultimo juez y
verdugo de varios personajes icónicos de la serie, como el temible sicario
Manute, la psicotica asesina de ojos azules, o el corrupto teniente Lewouzki.
Como comentario final, he de confesar que cuando lo leí por vez primera
me pareció que la serie era algo floja comparada con las geniales “Mataría por
ella”, “Ese cobarde bastardo” o “La gran matanza”, historias todas
ellas de la misma serie, pero pasado el tiempo me he sorprendido a mi mismo
leyéndola una y otra vez… y es que en el fondo todos queremos que una buena historia
termine bien. Incluso en Sin City.
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