No deja de sorprenderme la
increíble complejidad que se encierra en unos movimientos aparentemente tan
simples como lo son los de la forma Fook Fu Kuen, que a pesar de llevar cinco
años practicándolos, aun hoy me alucino descubriendo que tal o cual movimiento,
tal o cual aplicación, tal o cual golpe se deben ejecutar de forma sutilmente
diferente a lo que creía, dando como resultado algo bastante mejor que lo
anterior.
Para el que no lo sepa, el Hung
Gar Kuen (el Boxeo de la familia Hung), al igual que muchos otros artes
marciales, codifica su estilo de lucha mediante Kuens (Formas) en las cuales el
estudiante aprende a moverse según la filosofía de pelea del estilo. Siendo las
más básicas, e importantes, dos de ellas: Fook Fu Kuen (Domar al tigre) y Kung
Chi (Trabajo duro), que finalmente se ejecutan en una sola forma de
larga duración (Kung Chi Fook Fu Kuen) que pone a prueba la habilidad y
resistencia del que las ejecuta.
Claro que viendo el entramado de
sutilezas que la forma encierra, tampoco me extraña que a veces uno pueda
llegar a frustrase con el entrenamiento de formas… una y otra vez ejecutando
los movimientos para poder memorizarlos, una y otra vez para hacerlos con el Kun (Potencia) y equilibrio necesarios,
una y otra vez para hacerlos de forma que optimicemos el movimiento y no lo
“telegrafiemos”…
Repitiéndolo todo una y otra vez
a lo largo de los años; caminando por senderos tantas veces pisados… en busca
de la perfección.
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