sábado, 14 de diciembre de 2013

Desenmascarando EFO



Jukka Lampila es un presunto maestro de artes marciales finlandés que asegura ser capaz de tumbar a un oponente sin tocarle. Dice que usa lo que él, y otros, llaman la Fuerza Vacía (EFO), la capacidad de neutralizar cualquier ataque mediante gestos como los que haría un jedi. “Esta extraordinaria técnica aprovecha el poder del Qi, la energía vital del cuerpo, para permitir a los maestros en este arte defenderse de oponentes sin establecer contacto físico”, explica Paul Dong en su libro Empty force: the ultimate martial art (1996). En los vídeos publicitarios de los expertos en esta técnica, sus atacantes son derribados como por arte de magia cuando van a golpear al gurú.

El pasado fin de semana, Lampila visitó Barcelona para impartir un seminario de Fuerza Vacía en el Gimnasio Francás, y allí se plantó un grupo de escépticos el viernes para asistir a una demostración gratuita. El compromiso era que, “si Jukka te tiraba con su EFO, tú te comprometías a pagar los 90 euros del curso y a ir al día siguiente, aceptando la verdad de EFO”, me ha explicado uno de los asistentes. Como preámbulo, el finlandés exhibió sus poderes combatiendo con el instructor que había organizado el acto, al que con su poder jedi  tiró al suelo y dejó paralizado sobre el tatami. Después, varios jóvenes escépticos, se enfrentaron al maestro. Como era de prever, la Fuerza Vacía no funcionó, y el caradura tuvo que repeler los ataques como un humano vulgar y corriente. Es decir, con las manos. Por último, salió al tatami un escéptico sin experiencia en artes marciales, pero que sabe golpear un saco, y el maestro Lampila se negó a enfrentarse a él, supongo que por miedo a llevarse un buen guantazo.

Si para que algo funcione tienes que creer en ello, es que en realidad no funciona. La mayor parte de las veces, no hace falta recurrir a explicaciones científicas ni nada parecido para dejar en evidencia a los charlatanes, sino que basta con la simple práctica: en este caso, con ponerte delante del gurú nórdico y pedirle que te tumbe con sus superpoderes sin tocarte. Ahora que lo pienso, vaya papelón el del instructor cómplice, un demostrado maestro… en caerse por los suelos.

Les dejo con el vídeo del desenmascaramiento del maestro en Fuerza Vacía finlandés, una magnífico trabajo de unos jóvenes escépticos:





por Luis Alfonso Gámez

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Custer, la masacre del Séptimo de caballería

Nuevo monumento a la batalla de Little Bighorn


El Séptimo de caballería forma parte de nuestro inconsciente colectivo. Pero, ¿cuánto hay de leyenda y cuánto de verdad en este mito del lejano oeste? ¿Cuánto hay de personaje y cuánto de persona en su excéntrico comandante, el general Custer?

Custer, la masacre del Séptimo de caballería, de Evan S. Connell, aparte de constituir un trabajo histórico serio y bien documentado, está narrado con la pericia de una buena novela de aventuras. Es además un fresco detallado de ese periodo breve, pero cuajado de mitos y sugerencias, que es la conquista del salvaje oeste. Tramperos, tribus indias, asaltos a caravanas de colonos, aventureros... 

Gracias a las películas americanas el Séptimo de caballería forma parte de nuestro inconsciente colectivo. Si cierras los ojos puedes verlos llegar al galope con el corneta al frente, uniforme azul y raya del pantalón amarilla, polvo, sudor y hierro. Llegan siempre en el último instante, para salvación de colonos y espanto de todos los indios del universo mundo. Esta imagen se la debemos al director John Ford, a quien los Estados Unidos, un conglomerado de regiones dispares realmente necesitadas de sentimiento patriótico para mantener su unidad, pagó para que glorificara a la nación a través de su ejército de caballería en una serie de películas. Y sin embargo, el Séptimo fue exterminado hasta el último hombre. 

El exterminio de doscientos hombres a manos de una alianza de tribus indígenas en un páramo polvoriento es un episodio de indudable carga dramática. Pero palidece en comparación con otras gestas militares y otros exterminios. En la historia de la humanidad hay batallas más significativas, ejércitos más heroicos, masacres aún más exhaustivas que no figuran en nuestro paisaje cultural. Nosotros, los que no somos estadounidenses, sabemos que es un asunto fílmico. Pero los norteamericanos también se preguntan por qué este hecho, y no otros más significativos, como las batallas de la guerra de secesión, ha calado hasta tal punto en el imaginario popular. No hay respuesta. Quizá se lo debamos a la figura que sobresale en esta narración colectiva: el general Custer, un tipo con una personalidad compleja y arrolladora, entre lo romántico y lo ridículo.

Las primeras películas acerca del asunto (porque este es un asunto, ante todo, peliculero), especialmente Murieron con las botas puestas, nos muestran a un Custer heroico; un simpático y gallardo defensor de la civilización de rizos rubios frente a la barbarie de los indígenas. La civilización, encarnada en el séptimo de caballería, aglutina una serie de virtudes rotundas que se contraponen de forma exacta a la barbarie india. Los hombres del séptimo son valientes, generosos, justos y gallardos. Los indios son cobardes, mezquinos, sanguinarios y ridículos. En los años 70, en películas como Pequeño Gran Hombre, los papeles se invierten de forma completa. Los indios son valientes, generosos, justos y gallardos y Custer es un tipo cobarde, mezquino, sanguinario... y ridículo. 

Pero como la historia trata de encontrar la verdad y es algo más que el reflejo de la ideología imperante en el momento, debemos abandonar esta visión en blanco y negro para introducir los grises. Podemos explicarlo de forma sencilla: en ambos bandos se combinaban por igual virtudes y defectos. Tanto los indios como los soldados norteamericanos son a veces piadosos y a veces sanguinarios, a veces gallardos y a veces ridículos, a veces generosos y a veces mezquinos. En el interior de cada hombre y en el interior de cada facción se aglutinaban todas las virtudes y defectos que suelen achacarse al enemigo. 

Hasta donde podemos saber, el protagonista de esta historia es, efectivamente, el general Custer. Desde que su padre, de ascendencia alemana, lo hacía desfilar cuando era pequeño con un uniforme estrambótico y un fusil de juguete, quedó claro cuál iba a ser su destino. Al parecer, Custer tenía una memoria ejemplar, pero carecía de inteligencia. Era un hombre de acción. Ante los movimientos del enemigo recordaba inmediatamente todo lo aprendido en West Point (básicamente, acerca de las tácticas napoleónicas) y buscaba en lo aprendido la respuesta más adecuada al momento. Pero cuando se enfrentaba a algo acerca de lo cual no le habían enseñado, era incapaz de idear nuevas soluciones. Sencillamente, se lanzaba a la carga frontal. Era una reacción eficaz cuando la táctica quedaba a cargo de sus superiores, que encontraban en él a un hombre impasible ante las balas que avanzaba contra cualquier fuerza que se opusiera en su camino, aunque perdiera a la mitad de sus efectivos. En cualquiera de aquellas cargas alocadas podría haber muerto, pero tenía otro defecto: era un tipo con suerte. Y a golpe de temeridad fue subiendo en el escalafón.
Tras la guerra de secesión le dieron el mando de varias misiones de pacificación en la frontera. Conocía bien a los indios. No formaban ejércitos ni atendían a un mando único ni elaboraban complejas estrategias. Un jefe indio es sólo el primero entre sus iguales, y los guerreros no atienden necesariamente a sus órdenes. Cada guerrero es libre de luchar o de quedarse en casa. De este modo, Custer podía seguir empleando su sistema de ataque frontal y arrasar poblados sin problema, sobretodo cuando el enemigo era muy inferior en armamento y número.

Los indios ya habían sido arrinconados cuando se descubrió oro en el territorio al que habían sido confinados, las Montañas Negras. El verdadero deseo del gobierno estadounidense había sido respetar los acuerdos firmados con las tribus, pero, cuando empezaron a llegar pioneros a la llamada del oro, los indios reaccionaron arrancándoles la cabellera. El gobierno, consciente de que no podría retener a la muchedumbre de pioneros, se vio forzado a protegerlos. Envió contra las tribus indias un ejército formado por infantería, artillería y varias unidades de caballería, entre ellas el séptimo. El general al mando indicó a Custer de forma clara que avanzara hasta una determinada posición con su Séptimo y esperara allí hasta que llegara el resto del ejército. En ningún caso debía atacar solo. Pero Custer había decidido llevar a cabo una última hazaña militar que le abriera el camino de una carrera política. De modo que su intención fue desde el principio desoír las órdenes, avanzar en solitario, confiar en su suerte y exterminar por sí mismo a todos los salvajes.
Al llegar al Little Bighorn, los exploradores Crows le informaron de que había una concentración inmensa de Cheyennes y Sioux y que si seguían adelante perecerían todos. Custer echó mano de sus conocimientos adquiridos en West Point acerca de las guerras napoleónicas, y como sus conocimientos resultaban inútiles para aquella ocasión, se decidió por confiar en su suerte y en la carga frontal, pensando que las huestes enemigas se abrirían a su paso como el mar ante Moisés. Ante esta muestra de estupidez, los exploradores Crows pusieron pies en polvorosa.

Custer dividió a su unidad en dos para llevar a cabo una maniobra envolvente y se lanzó a la carga con su flamante séptimo, un conjunto de desgraciados y aventureros que solían alistarse en verano para desertar con las primeras nieves, que en su mayoría ni siquiera llevaban el uniforme azul y cuyos fusiles de serie se encasquillaban con aterradora frecuencia. 

En ese momento, mientras galopaban con el corneta al frente, con esa náusea en el estómago de quien se arroja al vacío, entre tres mil y quince mil indios (los números no están claros, pero en cualquier caso componían una masa arrolladora) salieron de sus tiendas y corrieron al encuentro de esos doscientos soldados, que no sabían quiénes eran ni de dónde habían salido, pero que estaba claro que pretendían arrasar su poblado.

Y poco más sabemos, porque murieron todos. La unidad desgajada no llegó a practicar la maniobra envolvente porque, ante la masa de enemigos, se replegó como pudo a una colina, donde resistieron con un gran número de heridos mientras se preguntaban dónde estaba Custer y por qué no acudía en su ayuda.

Little Bighorn fue un espegismo para la causa india. Tras su derrota, el ejercito de EEUU extermino las manadas de bufalos, matando a los nativos de hambre.


¿Qué sucedió exactamente en los veinte minutos que duró la masacre? no lo sabemos, porque el único superviviente fue un caballo llamado Comanche. Evidentemente, sí hubo supervivientes, los indios. Pero los historiadores no lograron extraerles un relato coherente. La percepción india y la occidental son, sencillamente, distintas. Por la posición de los cuerpos se deduce que no hubo por parte del séptimo una resistencia organizada. Y en cuanto a los indios, es absurdo preguntarles acerca de tácticas. Para un indio todo combate es prácticamente un combate individual y lo único que pudo sonsacárseles es que se arrojaron sobre los soldados como una manada de bisontes y los aniquilaron. Una turbamulta confusa bajo el polvo y el humo de la pólvora, flechas cayendo desde todas partes, balas perdidas que taladraban amigos y enemigos, luchas cuerpo a cuerpo. Alaridos, rabia, terror, sangre. A los heridos los remataron, cercenaron sus cabelleras, mutilaron los cadáveres y esparcieron sus restos. 

¿Cómo murió Custer? la versión más fiable es que recibió un disparo mortal en un costado, y posteriormente se aseguraron de que realmente estaba muerto con un tiro en la cabeza. Y allí se quedó su cuerpo, porque llevaba el pelo corto, y, debido a las mutilaciones, era casi imposible distinguir a uno de otro. Seguramente alguno de los soldados a los que había conducido a aquella trampa para su propia gloria le habría descerrajado un tiro con gusto, de no ser porque sabía que Custer acabaría muerto en cualquier caso y que en ese momento era preferible preocuparse por el propio pellejo. Para ser concretos, preocuparse por ese indio desnudo con la cara pintada de rojo que corre hacia él con un hacha en la mano (en esta batalla no usaron tomahawk, sino hachas de leñador que les había entregado el gobierno estadounidense cuando trataron de convertirles en granjeros, modo de vida que los indios despreciaban). 

Los indios dijeron al principio que los soldados se habían comportado como cobardes, rogando por su vida, arrojando los fusiles debido al pánico, y algunos incluso fingieron estar muertos (les dio igual, porque remataron a todos). Con posterioridad a estas declaraciones, ya confinados en reservas, dijeron que los soldados se habían comportado como valientes y murieron matando, seguramente para ganarse la buena voluntad de los blancos. 

Ya a principios del siglo XX, un millonario norteamericano ofreció una recompensa a los indios a cambio de saber quién mató a Custer. Los jefes pensaban que los blancos querían conocer al culpable para asesinarlo, pero, como pasaban hambre en la reserva, decidieron señalar a alguien a dedo para, con ese dinero, alimentar a los más pobres. Uno de ellos se presentó voluntario, lo que dice mucho acerca de la generosidad y el valor de los indios. Se sorprendió mucho cuando descubrió que sólo querían fotografiarlo. Los hombres blancos están locos, pensó. 

Los jefes sí mostraron unanimidad de opiniones cuando afirmaron que, si en lugar de atacarles sin mediar palabra, los blancos hubieran entablado conversaciones diplomáticas, habrían regresado voluntariamente a sus reservas, porque ya resultaba evidente incluso para ellos que su lucha estaba perdida de antemano. Podían aniquilar un ejército, pero a ese ejército siempre le seguía otro. El número de blancos era inagotable.
Tras su hazaña, los indios, asustados ante las posibles represalias de los blancos, se apresuraron a levantar el campamento, renunciando a liquidar a la unidad que resistía en la colina, y cruzaron la frontera de Canadá. Por allí vagaron, hasta que el hambre los obligó a rendirse. 

En cualquier caso, Custer consiguió la gloria que buscaba, aunque le había costado la vida, lo que probablemente no era su intención. La suya, y la de los doscientos soldados a sus órdenes, cuyas vidas le importaban muy poco a Custer, al parecer. No obstante, algunos estadounidenses le ven como a una especie de héroe o algo semejante, y sostienen que ha sido injustamente tratado por la historia. 

Si Custer hubiera nacido en una tribu Sioux también habría sido reverenciado, porque tenían en alta estima la figura del payaso, un tipo tocado por los dioses que todo lo hacía al revés, y que cuando se lanzaba a la batalla disparaba flechas al aire o incluso contra los de su propia tribu. Un gran sabio, el payaso, siempre que sea consciente de serlo.

Por Evans S. Connell

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tu Escuela de Artes Marciales... ¿Es Verdadera?



Supongamos que decides ingresar en un club de artes marciales, atraído por la publicidad de ese club, según la cual el maestro es el representante exclusivo en España de una antiquísima, milenaria y mística escuela de artes marciales, que hasta ahora solo enseñaba a sabios monjes shaolín.

Estupendo, piensas. Soy un tipo con suerte, estoy aprendiendo algo que solo unos pocos occidentales conocen, lo cual ciertamente va a aumentar tu estatus en cócteles y fiestas. De forma que el sudor de las sesiones de entrenamiento, y el pago de las cuotas mensuales o los exámenes, no hacen mella en ti. Tus pasos siguen la senda de antiguos guerreros samuráis o antiguos monjes y ya no te importa nada.

Pero ¿Es esto cierto? ¿O estas siendo estafado por un timador que sabe cómo utilizar las palabras adecuadas para engatusarte y lo que estas aprendiendo solo es un batiburrillo de técnicas robadas de otras artes, sacadas de unos viejos manuales o de inaccesibles vídeos?

En el pasado nos hemos reído bastante de esta gente y de sus inocentes víctimas, una minoría considerada dentro de los sectores más profesionales como los “frikis” de las artes marciales, creyendo que con el paso del tiempo, con la información y la sensatez de la gente, esta moda iba de algún modo a cesar. Pero la realidad es que debido al éxito de internet como herramienta para acceder a todo tipo de personas, el número de estafadores y de organizaciones fraudulentas crece y se publicitan aún más. Hay muchas personas que desean conocer la legitimidad de la escuela a la que están pensando unirse, y otras personas contactaron con nosotros porque fueron víctimas de algunos estilos con una extendida fama de ser un camelo.

Tenemos muy claro que no somos una agencia de control de calidad dentro de las artes marciales y sabemos que es prácticamente imposible cortar de raíz este problema. Es muy difícil controlar la autenticidad de todas las escuelas e instructores que campan a sus anchas por toda la geografía nacional; pero si podemos denunciar en los medios y poner nuestro grano de arena para que la gente esté cada vez más informada, ya que pese a toda la información que se puede obtener y las campañas de concienciación, la gente sigue siendo sistemáticamente estafada. Entre otras cosas porque cuando alguien se involucra inconscientemente en uno de estos grupos, con un carácter místico o sectario, no tiene ojos ni oídos para otras cosas y aunque todos los indicios apunten a que uno mismo puede estar siendo víctima de estas mafias, uno siempre encuentra argumentos para justificar el comportamiento de estos “seudomaestros” que tiene una habilidad especial para generar gran empatía entre sus adeptos. Recordemos lo sucedido recientemente en Bilbao con el monje Shaolín o con el maestro de Karate de Tenerife que abusaba sexualmente de sus alumnas, ambos eran admirados por sus alumnos. Cuando uno se involucra en un arte marcial el maestro se convierten en un modelo a seguir, en una fuente de inspiración o incluso un guía espiritual. Una vez integrado en estos grupos, nos dejamos llevar y somos incapaces de hacer caso a las numerosas recomendaciones que nos da la comunidad marcial del país.

Si a usted le queda una pequeña duda de que pueda estar siendo estafado y todavía conserva un poco de cordura, aquí va un pequeño y conciso dossier para averiguar si la escuela Ninja, de Kung Fu Shaolín o de Meditación Tibetana de su barrio es veraz o no.

Revisa la Literatura

Puedes encontrar gran cantidad de información sobre personas y estilos de artes marciales en varias fuentes.

Si es un estilo moderno que cuenta con unos pocos años de antigüedad, como es el caso del Karate, Judo, Aikido, etc. Estilos que tienen una gran implantación y prácticamente están todos institucionalizados por federaciones, tu búsqueda va a ser bastante sencilla. Puedes preguntar directamente a tu profesor si el club está afiliado a alguna organización. Cada una de estas artes, están respaldadas por grandes organizaciones que certifican y dan grados a los miembros. Es cierto que algunas escuelas se han hecho independientes, debido a razones políticas o personales, pero aún así, puedes comprobar si son razonablemente 'buenas' en la información publicada sobre ellas. Así por ejemplo, si quieres averiguar si el Buyushinkan (una organización independiente) enseña una variante del aikido fiable, deberías observar sus clases, hablar con los profesores, y después comparar con lo que se enseña en los libros de aikido de las librerías especializadas.

Internet

Aunque es fuente de fraudes baratos y campo de cultivo para los estafadores, también es una herramienta de gran utilidad para combatirlos. Contacta con gente, seguro que en varios foros de discusión te podrán poner en contacto con personas que te darán una opinión veraz y desinteresada sobre casi cualquier organización de artes marciales en España. Contacta con instructores de reconocido prestigio y solicítales ayuda en este sentido. Generalmente cada instructor siente una tendencia natural por elogiar su propio estilo de lucha, pero cuando un arte tiene tras de sí una trayectoria seria y contrastada, nadie se opondrá a reconocer la valía de una escuela o instructor en concreto. Encontrarás grupos de discusión de Karate, Aikido, Iaido, Jujutsu, etc.. Haz una pregunta acerca de algún estilo y en pocos días, si no en pocas horas, obtendrás montones de respuestas de casi todo el mundo que tiene alguna opinión sobre ese grupo.

Las escuelas de artes marciales antiguas
Son un poco más difíciles de escudriñar, lo cual es la causa de que en ellas se encuentran más fiascos, engañifas y supermaestros de pacotilla, que por ejemplo, en la escuela de karate Shotokan. Las cuales siguen unos planes de formación más rigurosos, exámenes, cursos y exigen un tiempo de permanencia en cada grado, que garantizan la calidad de todos sus miembros

¿Cómo puedes saber si el Maestro Perico de los palotes es realmente maestro de un antiguo arte de la espada llamado WakaWaka Ryu?

Otra vez:
La información que puedes obtener de los foros es cada vez más necesaria, porque los fraudulentos se están organizando y creando sus propios grupos legitimadores. Para dotarse de un cierto aire de autenticidad, algunos grupos se están juntando en mafias, en las que se otorgan grados unos a otros. Así, cada uno legitima la maestría del otro. Yo te envío desde España un diploma reconociéndote el 7º DAN de mi organización WAKAWAKA RYU y tú me envías otro desde Venezuela nombrándome 10º DAN de la tuya. Se genera así una espiral de contactos en los cuales unos reconocen a los otros y hay algunos farsantes que han engordado su currículum a su conveniencia en pocos meses. Yo mismo me he introducido en una de estas redes, y en pocos días he llegado a conseguir una certificación de Cinturón Negro 10º Dan. Nadie me ha examinado, nadie ha comprobado mi nivel técnico, solamente ha bastado un compromiso personal para facilitarles yo mis certificados desde España.

Por ejemplo, se da el caso, de que hay muchos de estos farsantes que se están promocionando en nuestro país con el grado de 7º Dan, si haber pasado jamás un solo examen y sin tan siquiera ser cinturón negro 1º DAN de una federación seria reconocida. En las federaciones más o menos serias, se necesitan cumplir unos niveles muy altos de exigencia. Primeramente, contar con una trayectoria de práctica demostrada y luego pasar unos exámenes frente a un tribunal de grados compuestos por seis o siete maestros de alto nivel. Además de la parte técnica, el aspirante ha de superar una liga de combates. A veces se requiere un par de años para contar con la puntuación necesaria para poder optar al examen técnico. Para ostentar el reconocimiento de 7º DAN en un arte convencional tipo Karate, Judo o Taekwondo, hay que demostrar una trayectoria mínima de 35 años de práctica ininterrumpida. La proliferación de este tipo de estafadores hace un daño muy grande al mundo de a las Artes Marciales en general.

El negocio de estos maestros radica, en el hecho de hacer crecer su red de alumnos para cobrar unos buenos honorarios por exámenes de paso de grado o de cinturón negro. Cuantos más instructores y cinturones negros produzca, le servirá para perpetuar su negocio a través de los años entrando en los anales de la historia de las artes marciales compartiendo gloria junto a otros “Colegas de trabajo” como: Bruce Lee, Funakoshi, Gigoro Kano, Mas Oyama etc.. fundadóres también de sus propios estilos.

La información que puedes obtener acerca de un grupo en concreto, si proviene de su propia panda de colegas, te pueden hacer creer que este es perfectamente legítimo. Para salir del error, debes rastrear en la red y contactar con otros grupos no conectados con ellos.

Otra cosa que te puede poner sobre aviso respecto al posible fraude de tu estilo sucede, cuando tras preguntar al profesor o a los veteranos sobre el linaje, la trayectoria profesional de tu maestro, estos te despachan diciendo que no estás preparado para conocimientos secretos. La sociedad Japonesa es notoria por las montañas de documentos y testimonios que se han escrito sobre cualquier escuela antigua legítima, seguramente tu escuela ya ha sido abundantemente documentada en los archivos de una provincia o de un clan. Hay maestros que han recopilado y clasificado muchos documentos confeccionando una lista con varios cientos de escuelas. Si tu escuela Japonesa no está en el Bugey Ryuha Daijiten, entonces yo ya empezaría a sospechar.


La moda de crear tu propio estilo.

La Filosofía oriental hay sido muchas veces mal interpretada. Dentro de los códigos de conducta de las artes marciales hasta los años 50 o 60, se consideraba una falta grave de respeto que algún alumno se autoproclamase heredero de los conocimientos de una escuela o maestro en particular, cuanto menos crear un estilo. Cuando esto ocurría, la comunidad de maestros se reunía para editar un comunicado repudiando la actitud de ese alumno. Ya que la moral oriental da mucha importancia al respeto que se les debe a los maestros, a las tradiciones y al no actuar deshonestamente. El engaño y la mentira eran considerados como una falta de hombría muy grave. Es mucho más digno y meritorio, cualquier practicante de bajo nivel, que no aquel que a un pudiendo demostrar una buena técnica, con artimañas llega a proclamarse maestro de algo que nunca ha sido. Actualmente impera la creencia de que todos somos libres para hacer lo que nos dé la gana, con el único fin de llevar unos pocos euros a los bolsillos.

Cuando a uno de estos seudomaestros se les pregunta porque inventaron sus estilos y cuáles son sus fundamentos técnicos, todos suelen argumentar las mismas cosas, que en realidad no han inventado nada, que sus estilos son una visión personal, una recopilación de lo que aprendieron y de lo que ellos creen que debería ser un autentico arte marcial. Muy bien, pero dígame: ¿Entonces qué es lo que ha inventado usted? En realidad no he inventado nada, solamente un nombre, que es más ocurrente y más comercial

¿Bajo esta filosofía, es lícito que todos inventemos nuestros estilos? ¿Hemos sido todos tocados por la mano de Dios como para crear algo nuevo? 

Es evidente que no estoy a favor de esa gente que de la nada dice haber creado algo y se atreven a autoproclamarse grandes maestros fundadores del Wakawaka Ryu. Como practicante de artes marciales que soy, siento vergüenza ajena, de que tíos hechos y derechos tengan una actitud tan infantil hacia esta profesión. Como cuando íbamos al colegio y creábamos nuestra propia panda de amigos y nos proclamábamos los jefes y capitanes del grupo; si eras mi amigo, yo mismo te hacia un carnet y te dejaba entrar en mi panda. Este tipo de comportamiento puede ser incomprensible para aquel que lleva años de dedicación y esfuerzo para conseguir sus grados sin tener que engañar a la gente. La realidad de la vida, es que hay gente capaz de hacer cualquier cosa...

Reconozco que hay MAESTROS (con mayúsculas) que tienen un talento especial y que han sido capaces a través de los años de aportar algo nuevo al mundo de las artes marciales creando sus propios estilos. Gente que ha tenido una trayectoria profesional contrastada, que han sido campeones del mundo de alguna disciplina o que tienen tras de sí bastantes años de práctica a sus espaldas. Pero no cualquiera, que pretenda llenarse los bolsillos con las artes marciales.

Conozco muchos estilos raros, que han quedado en el olvido a los pocos meses de su creación y otros que nunca despegaron o que nunca cruzaron la frontera del barrio donde fueron creados. Maestros que se publicitaban con una suma en su palmarés de más de 30 danes y que en realidad jamás tuvieron una quincena de alumnos ¿Qué sentido tiene crear algo así?

Mucha de esta gente se llena la boca diciendo que ellos no lo hacen en plan comercial. Sin embargo, a tenor de sus actos, parece no temblarles la mano, ni la moral a la hora de publicitarse como los profesionales de más alto rango, exponiendo todo su arsenal de diplomas, cobrando a sus alumnos por las clases, por sus exámenes de grado, cinturón negro, sus cursos de reciclaje y formación. A estas alturas de la vida, en las únicas Hermanitas de la Caridad que yo creo, son aquellas que se juegan la vida haciendo una labor desinteresada en la misiones de África.

No todo lo que puedes leer en un libro es veraz

La gente cree todo lo que se encuentra en letra impresa, precisamente porque está impreso, es verdadero. Esto es un error. Incluso los escritores más honestos pueden cometer errores sin querer. Y con el auge de los medios de comunicación de masas, y la caza del dólar fácil siempre presente, los libros, las revistas y por supuesto internet están llenos de todo tipo de engaños, no solo en el campo de las artes marciales. He visto libros impresos con muy vistosas portadas y estupendas fotografías que, me parece a mí, son un fiasco.

Alguien, una vez me mandó un libro sobre su profesor y sobre el estilo que enseñaba, tal vez para que yo fuera consciente de la existencia de un individuo tan especial. Sin embargo lo que yo vi fue una muy bien orquestada estafa, hecha a este admirador y el resto de los estudiantes. Una estafa perpetrada durante décadas, apoyada en un muy hábil uso de oscurantismos, estereotipos orientales y falta de entendimiento de la historia japonesa.

Solo porque un instructor aparezca en alguna revista de artes marciales especializada de gran difusión, no implica que la legitimidad de este esté garantizada. Nuevamente me remito al caso del falso monje Shaolín que apareció en numerosas ocasiones en la Revista Cinturón Negro y en programas televisivos, haciendo alarde de la más pura nobleza y espiritualidad marcial. Que no se malinterpreten mis palabras, no estoy cargándome estas revistas. Son buenas en lo que hacen. Ofrecen actualidad y noticias sobre artes marciales para la mayoría de los practicantes de este país. Pero se ocupan de tantos tipos de artes y de tantos artistas marciales, de tantos 'maestros', que inevitablemente un par de fraudes se cuelan de vez en cuando, fraudes que son fácilmente detectados por aquellos que saben dónde buscar bien.

Estudio de las trampas

También se debe estudiar el ambiente. La mayoría de los profesores legítimos, ya sean profesionales o se dediquen a enseñar solo unas horas, deberían comportarse como profesionales. Imagínate dicho maestro, con ropa de calle, como un médico de familia, un abogado, un profesor o con otra profesión que se te ocurra. ¿Es su personalidad y su comportamiento el de alguien en quien se puede confiar? Contrariamente a lo que la gente cree, los profesores de artes marciales en Japón y en China, normalmente actúan como personas normales. No suelen hablar al estilo oriental con profundas citas en castellano entrecortado, ni viven en monasterios. En realidad, la mayoría de los profesores en Asia, excepto en las grandes organizaciones modernas, no ganan mucho dinero enseñando artes marciales. Llevan vidas normales, y actúan como personas normales, aunque a lo mejor enseñan habilidades extraordinarias.

Si tu maestro (Español) de WakaWaka Ryu entrecierra los ojos para parecer más oriental, y arrastra sus palabras como una combinación entre Chiquito de la Calzada y el Maestro Po, pero toda su vida en Lépe, provincia de Huelva, no hay que creer que es un sabio maestro. Lo que hay que pensar es que este tipo tiene problemas mentales serios.

También hay que fijarse en la decoración. Algunos dojos modernos pueden utilizar adornos para encandilar a los padres, y convencer a estos de que apunten a sus hijos: Muchos trofeos, diplomas, estandartes, armas exóticas, insignias y banderines. Pero todos estos añadidos ¿tienen más importancia que el propio entrenamiento? Tantas insignias en el kimono y tantos danes a veces solo sirven para distraer la atención sobre algo, como por ejemplo, que el nivel técnico de este maestro es un fiasco y que todo su currículum ha sido poco más o menos que inventado.

Las verdaderas escuelas son incluso más austeras. Por eso si se entra en un dojo de una escuela antigua, y se encuentra todo tipo de decoración tipo oriental, debemos estar alerta. Casi todas las escuelas están influidas por el Shinto, el Zen y o las religiones esotéricas japonesas, en su arquitectura y decoración, por lo que tienden a ser austeras y sencillas en lo que se refiere a ropa de entrenamiento y mobiliario del dojo. Una pintura o una caligrafía que cuelga de la pared, tal vez un arreglo floral, un pequeño altar y un lugar para colocar las armas. Con esto se describe un dojo característico de Japón. Desde luego nada de tigres gigantes sobre fondo de terciopelo

Más allá de la legitimidad

Bien, has estado investigando un montón, y crees poder afirmar que tu estilo es legítimo. Pero aquí no acaba la búsqueda. Además de saber si el estilo es o no legítimo, debes decidir si realmente quieres o no pertenecer a esa escuela. A no ser que solamente estés interesado permanecer el tiempo suficiente para obtener un cinturón amarillo, impresionar al personal de la oficina, y después dejarlo, debes ser consciente de que comprometerte con un maestro de un arte marcial va a requerir muchos años de tu vida. ¿Es ese dojo en particular un lugar donde vas a sentirte bien durante tanto tiempo?

Puede ser que el profesor este legitimado, pero practicar artes marciales en un lugar donde el instructor jefe intenta ligarse a las mujeres jóvenes no es un ambiente muy saludable, aparte de inaceptable. Los ayudantes y profesores ¿intentan crear un ambiente sano donde niños y estudiantes aprenden valores como el respeto, sinceridad y cortesía, o el objetivo del dojo es únicamente crear matones agresivos que ganen en las competiciones y en las peleas callejeras?

La práctica de las artes marciales de la mano de un autentico profesional son muy beneficiosas para la formación integral de las personas desde el punto de vista físico y moral y en general, empujan hacia la realización de buenas obras y a mantener un comportamiento elevado. Otras escuelas tienen un carácter muy parecido a las sectas, utilizan el lavado de cerebro severo y dinámicas de grupo agresivas. Donde el maestro siempre tiene razón, incluso si se le descubre durmiendo con los chicos y chicas jóvenes del grupo. El maestro es adorado como si fuera la reencarnación de Jesucristo, aunque este haya pasado un tiempo en una prisión federal por chantaje, lavado de dinero y evasión de impuestos. En definitiva, el ambiente de una escuela de artes marciales, puede ser un tanto cerrado y exclusivo, pero nunca sectario. El maestro será respetado, pero no elevado a un inaccesible pedestal.


Finalmente...

Si te preguntas si un cierto grupo es legítimo o no, antes de unirte a él, espero que este “pequeño” artículo te ayude a discernir.

Vivimos en una era traicionera, falsos profetas y fraudes abundan en todas las actividades humanas, religión, negocios, artes marciales... Profetas que prometen la salvación si les entregas tu dinero, tus verdades y tu alma. Si estas en uno de esos grupos, y quieres seguir creyendo contra todo credo, estas perpetuando la falta de honestidad y las mentiras en un mundo donde debe imperar la honestidad por encima de cualquier otra cosa, ya que este es el verdadero credo del Budo. Deberías salir de ahí tan rápido como puedas. Las artes marciales es un mundo muy pequeño donde todos nos conocemos, si te unes a un grupo que tiene tras de sí una mala reputación, es muy probable que vayas a arrastrar de por vida esa carga a tus espaldas.

A los tontos y a su dinero se les engaña fácilmente. No seas tonto. Usa el sentido común y los medios a tu alcance para decidir si vas a practicar un cierto arte marcial o no. No dejes que las ensoñaciones de convertirte en un gran maestro de las artes marciales te impidan reconocer las mentiras de algún falso profeta como lo que son. 




Traducido originalmente de ESTE documento de Wayne Muromoto.


RELACIONADO: Fraudes marciales.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

De Vuelta del Torneo… ¡Victoriosos!


Ya estamos de vuelta del 2º Torneo Internacional de Wushu de Cataluña, y me complace anunciar que los alumnos de la Escuela de Kung Fu Choom Yi Tong, hemos tenido una magnifica actuación, consiguiendo dos medallas en la categoría de "Formas Sin Armas de Kung Fu Tradicional".
                         
Con gran sorpresa y alegría, me vi a mi mismo consiguiendo la plata en la categoría de Adultos, con la forma “Fook Fu Kuen”, y Aitor, nuestro compañero más joven, se destaco con una medalla de bronce con su “Kung Chi” en la categoría Infantil.

Juanlu e Iker, que participaban por primera y segunda vez en este torneo también hicieron un buen papel, aunque no lograsen medalla (lo importante es el trabajo, no los premios).

Categoria Adultos en Formas Sin Armas Tradicionales

De izquiera a derecha: Aitor, Juanlu, Julio, Sifu Patxi Oloriz, Yo mismo e Iker.

Cabe destacar también el magnifico ambiente que se respiro en toda la competición, sin desagradables polémicas en el arbitraje, ni comportamientos extraños por parte de los muchos participantes. Yo lo se muy bien, porque me recorrí el evento saludando y felicitando a muchos participantes, y mi impresión no pudo ser mejor.

Aprovecho la ocasión, para felicitar también a Jaime Ruiz, alumno de Wong Ping Pui, que consiguió el bronce en la categoría Juvenil, a los muchos compañeros de la Escuela de Wushu/Kung Fu Vila Real, que arrasaron en las Coreografías de Combate (gracias por las fotos), a los chic@s de la Escuela de Kung Fu Tradicional Golden Dragon que lograron varias medallas en distintas categorías, a Arturo Palma que logro plata y bronce en la categoría de Maestro, y a los otros muchos practicantes de Kung Fu con los que hable y que tendrán que perdonar mi mala cabeza por no recordar sus nombres.

Un saludo para tod@s y espero que nos volvamos a ver compitiendo el año que viene.

Sifus y alumnos de varias escuelas, hechando unas risas al final del torneo.




sábado, 2 de noviembre de 2013

Nos vamos de Torneo




El próximo Domingo 10 de Noviembre algunos compañeros de la escuela Choom Yi Tong, yo entre ellos, acompañaremos a nuestro Sifu Patxi Oloriz para competir, esperemos que honrosamente, en la segunda edición de el Torneo de Wushu de Cataluña.

Hace un par de años se celebro la primera edición, y en esa ocasión también acudimos con nuestro repertorio de formas tradicionales de Hung Gar Kuen. Lo pasamos bastante bien, y aprovechamos para entrenar unas horas con Sifu Wong Ping Pui, el renombrado maestro de nuestro maestro, autentico pionero de nuestro estilo de Kung Fu, alla en los años 70.

Esperemos repetir la experiencia y poder demostrar lo que tan arduamente hemos aprendido; si bien es cierto, que en mi caso, me juego más la honra que otra cosa, ya que en mi opinión no tengo aun un nivel merecedor de un premio en tan concurrida y disputada competición ...

En cualquier caso, allí estaremos dándolo todo.


viernes, 25 de octubre de 2013

Caminando por senderos tantas veces pisados





No deja de sorprenderme la increíble complejidad que se encierra en unos movimientos aparentemente tan simples como lo son los de la forma Fook Fu Kuen, que a pesar de llevar cinco años practicándolos, aun hoy me alucino descubriendo que tal o cual movimiento, tal o cual aplicación, tal o cual golpe se deben ejecutar de forma sutilmente diferente a lo que creía, dando como resultado algo bastante mejor que lo anterior.

Para el que no lo sepa, el Hung Gar Kuen (el Boxeo de la familia Hung), al igual que muchos otros artes marciales, codifica su estilo de lucha mediante Kuens (Formas) en las cuales el estudiante aprende a moverse según la filosofía de pelea del estilo. Siendo las más básicas, e importantes, dos de ellas: Fook Fu Kuen (Domar al tigre) y Kung Chi (Trabajo duro), que finalmente se ejecutan en una sola forma de larga duración (Kung Chi Fook Fu Kuen) que pone a prueba la habilidad y resistencia del que las ejecuta.

Claro que viendo el entramado de sutilezas que la forma encierra, tampoco me extraña que a veces uno pueda llegar a frustrase con el entrenamiento de formas… una y otra vez ejecutando los movimientos para poder memorizarlos, una y otra vez para hacerlos con el Kun (Potencia) y equilibrio necesarios, una y otra vez para hacerlos de forma que optimicemos el movimiento y no lo “telegrafiemos”…

Repitiéndolo todo una y otra vez a lo largo de los años; caminando por senderos tantas veces pisados… en busca de la perfección.

martes, 1 de octubre de 2013

Reventando el estado del bienestar… a base de jodido realismo.



Esto no va a doleros nada... bueno, quizas un poquito.

Hoy, cenando tras el entrenamiento de Kung Fu, se me ocurrió, ho! peregrina idea, escuchar la radio. Pero no El vuelo del fénix de radio tres, sino uno de esos monótonos debates de opinión en las que cuatro iluminados, a propósito de la polémica reforma de las pensiones, nos cuentan sus opiniones sobre la crisis y su relación con el Estado del Bienestar… y de ahí a cagarse en todo lo que se menea, todo fue empezar.

Así pues, junto a mi cena, me comí doble ración de “realismo” e ingeniería social… ya que, al parecer, nuestros intrépidos contertulios veían “normal” que con este nuevo ciclo de crisis/recesión (elija usted mismo) que las pensiones bajasen… “ si bajan los sueldos y los precios, ¿por que no las pensiones?”, “que hay que hacerse a la idea de que cosas normales hace dos días no tienen por que ser normales ahora”, “que el parado tiene que estar todos los días en el INEM y aceptar cualquier trabajo o se queda sin paro… como en Londres”, “que el Estado del Bienestar no es sostenible, y lo lógico es que nos vayamos haciendo a la idea de que hay que reformularlo”, “que igual nos iría mejor como en EEUU donde el trabajador es despedido y no pasa nada porque se supone que encontrara trabajo fácilmente en otro lado… ya que el despido es libre”, “que lo que pasa es que este estado nuestro flojea por que le sobran autonomías y funcionarios…”

¿¡PERO CUANTO GILIPOLLAS HAY EN EL MUNDO!?

Desde luego es que es para flipar. Para flipar en colores.

¿¿Así que de ese rollo vamos a ir??, lo mismos cabrones de mediana edad que han estado disfrutando de ese estado del bienestar “insostenible”, ahora nos van a venir a vender la moto de que… vaya, pues ahora vosotros os jodéis.

Aunque claro, no se de que extraño… es la jodida generación de hipócritas que no tenia ni horario para cerrar los bares, ni controles de alcoholemia, que fueron Hippies, Yeyés, y Modernos (¡Libertad, libertad, sin ira libertad…!) y que luego de mayores nos dijeron que nosotros no, que eso no es cívico… y ya del matrimonio gai y el derecho al aborto, mejor ni hablamos.

Pero bueno, ¿Es que ahora EEUU va a ser un modelo de calidad de vida?, ¿En serio?, un país en el que la gente se puede morir en las puertas de un hospital si no puede pagarse una operación, un país en el que las multinacionales les dictan las leyes a sus corruptos políticos, en el que la chavaleria se mata a tiros en el colegio TODOS LOS JODIDOS AÑOS, y a pesar de ello ni siquiera su presidente es capaz de ponerle las riendas a las leyes de posesión de armas de fuego…

¿Pero que esperan de nosotros estos iluminados del periodismo?

¿Pretenden quizás que les sonriamos como bobos mientras los políticos nos meten el supositorio de los recortes para convertir nuestra sociedad en una mala película de Ci-Fi?

Parece que con forme el paro va disparado, los sueldos se caen por los sueldos, el consumo esta en mínimos históricos, la sanidad ya ni es universal ni gratuita, y que tu hijo estudie es cada vez mas y mas caro… parece que, pues que si, lo que mola es ser “realista”, y nadar a favor de la corriente, aunque esta no nos lleve a ningún sitio.

Es jodídamente fácil hacerlo.  ¡Que coño, hagámoslo todos!

Y cuando nos veamos viviendo en casas prefabricadas (¡la solución al precio de la vivienda!), comiendo comida basura (¡es que es más barata!), sin poder cursar estudios superiores (eso es de ricos o empollones), buscándonos la vida para que nos atiendan en el medico (¡ya podéis ir ahorrando para pillar un buen seguro medico!), currando por una mierda y con despido libre (ha!, ¡pero es que yo creo en el libre mercado!), o viviendo de las propinas (este país es un país de hosteleros… ¿recordáis?), entonces me venís con el cuento del realismo…

Y yo os diré que si.  

Mucho realismo, si… para vivir en una realidad de mierda.

jueves, 26 de septiembre de 2013

La Taza de Té





Era un gran erudito que tenía enormes conocimientos y había leído miles de tratados. Oyó hablar de un sabio y decidió, que aunque solo fuera por curiosidad, iria a visitarlo.

-Perdone que le moleste. Tengo entendido que es usted un sabio. Necesitamos sabios en este mundo, sí. Yo soy un hombre culto, muy culto, excepcionalmente culto.

-¡Ah! -exclamó el sabio.

-Tengo títulos, distinciones, diplomas de numerosas universidades... He leído a los filósofos de todas las épocas; conozco todas las vías de la metafísica. Leo en varios idiomas, cotejo textos antiguos, tomo innumerables notas...

-¡Ah! -volvió a exclamar el sabio.

-Como tengo una memoria prodigiosa -añadió el erudito-, recuerdo las fechas de nacimiento y muerte de los grandes filósofos, pensadores, poetas, inventores...

-Si me lo permite -dijo el sabio- voy a preparar una taza de té. El sabio volvió unos instantes después. Traía la tetera y dos tazas, una de las cuales colocó ante el invitado.

-He estudiado infinidad de doctrinas, religiones, métodos de auto conocimiento... Dispongo de una biblioteca fabulosa. Es raro el libro que no haya leído dos o tres veces.

-¡Ah!

El sabio comenzó a verter el té en la taza del visitante. Cuando el líquido llegó al borde de la taza, siguió echando más y más té, que se desparramó por toda la mesa.

-Pero ¡¿no ve lo que está haciendo, torpe?! -preguntó visiblemente irritado el visitante-. La taza está llena y ya no puede contener más té.

Y el sabio repuso:

-Tú estás lleno de conceptos, opiniones, creencias, saberes librescos y erudición, y en ti no puede entrar ninguna sabiduría.


Comentario:

La erudición no es sabiduría; el saber libresco no es conocimiento que transforma y libera. La erudición es acumulación de datos e información, pero no procura una experiencia interior de paz profunda y auto conocimiento. Todos nos podemos pasar los unos a los otros estos datos. Tú me pasas tu información y yo te paso la mía. Pero tú no me puedes pasar tu sabiduría ni yo te puedo pasar la mía, porque la sabiduría es personal e intransferible. El mundo está lleno de personas con grandes conocimientos que son irritables, o están atormentadas, o generan relaciones destructivas y conflictivas, o no pueden liberarse de sus emociones venenosas.

La erudición y la cultura se adquieren, vienen de afuera, pero la sabiduría hay que desarrollarla y actualizarla dentro de uno mismo. Es una lámpara para iluminar la senda de la vida. La sabiduría aporta equilibrio y armonía; nos permite saber cuándo injerir en el curso de los acontecimientos o cuándo abstenernos de hacerlo; procura confianza en uno mismo pero desde la humildad y no desde la arrogancia; nos previene para que no nos precipitemos en la exaltación desmedida o el insuperable abatimiento (estabilizando el ánimo); nos ayuda a encontrar nuestro propio eje y a evitar el tedio, los auto engaños y justificaciones; nos hace conscientes de nuestras limitaciones como seres humanos, sin atolondrarnos con falaces expectativas; mejora la relación con los demás y considera como lo más bello e importante la bondad y la amistad; nos enseña a navegar en el océano de la vida cotidiana y en el de nuestro universo interior; invita a una vida sencilla, sin artificios, natural y placentera, sin desear lo inalcanzable y gozando de lo que es posible alcanzar, sin preocuparse de si nos elogian o insultan, libre siempre de envidia y celos, sin afán de acumular más de lo necesario, valorando cada minuto de la vida para no despilfarrar innecesariamente el tiempo; coopera para poder discernir entre lo esencial y lo superfluo, lo real y lo banal; abre el corazón y deja que fluya libremente el néctar de la compasión, pudiendo identificarnos con el sufrimiento de otras criaturas y tratando de colaborar en su bienestar; nos ayuda a estar más auto vigilantes y ocupamos mejor de nosotros mismos y de los demás; es la luz del noble arte de vivir y nos otorga un saludable dominio sobre la mente, la palabra y los actos; resuelve conflictos y discordias; previene contra el agobio y la desesperación; convierte la soledad en fecunda y valora el auto conocimiento. Enseña a estar bien en soledad y en multitud; nos hace más veraces y próximos a los otros seres sintientes; proporciona sagacidad, renovado entusiasmo, sentido del humor, ánimo apaciguado; presta vitalidad; ayuda a vivir y a morir. 

La sabiduría es sosiego; el sosiego conlleva sabiduría. La sabiduría nos ayuda a percibir y conocer lo que no puede ser percibido ni conocido por la erudición.
  


Extraido del ”Libro de la Serenidad” de Ramiro Calle

miércoles, 18 de septiembre de 2013

La Lucha de Garrett


La controversia quedó servida cuando Garrett Holeve, un chaval de veintitrés años, salto al ring para disputar su primer combate de Artes Marciales Mixtas. Ha, cierto… no hemos dicho que Garrett tiene síndrome de Down.

El sueño de Garrett siempre fue competir, y para ello se entreno durante años en un grimnasio de MMA,  bajo la supervisión de un profesional.

Sus padres le han apoyado en este objetivo, entendiendo que ayudando a su hijo en la consecución de sus sueños, también le están ayudando a madurar como persona adulta.

Desde luego, este camino no ha estado exento de dificultades, ya que hay muchas personas que pusieron el grito en el cielo… ¿se debe permitir a un chico con síndrome de Down participar en un deporte de contacto?

Unos opinan que si, otros que no… yo personalmente prefiero escuchar la opinión de los aludidos en cuestión, y Garrett lo tiene muy claro.

Porque, efectivamente, esta enfermedad tienen grados, y no es lo mismo un caso que otro. Sin embargo, teniendo en cuenta las circunstancias de cada caso, creo que la decisión última debe ser la suya y la de sus padres… al fin y al cabo es su vida y a nadie más le importa realmente.

Lo demás es, a mi entender, demagogia barata.


sábado, 31 de agosto de 2013

Calentando Motores




El pasado viernes noche, algunos compañeros de la escuela Choom Yi Tong de Hung Gar, nos reunimos en las instalaciones del Polideportivo “Hermanos Indurain” de Villava, para impartir una clase de iniciación a la chavalería que quisiera participar; en el marco de las Jornadas del Deporte y la Juventud de Villava.

Siempre es bueno quedar para entrenar; mas si cabe cuando hacia tanto que no nos veíamos, así que lo disfrutamos bastante. Se reunieron con nosotros un grupo de chavales bastante joven, y bajo la dirección de Sifu Patxi realizamos el típico calentamiento compuesto de series de flexiones y abdominales, seguido de sencillas aplicaciones de las técnicas más asequibles (concretamente, controles de muñeca a través de “la mano espejo”), una rápida demostración de formas que recayó en mi (Fook Fu Kuen), y finalmente un trabajo básico de guantes para levantarle las pulsaciones a la chavalería.

He de decir que los muchachos hicieron un buen trabajo, entrenando con ilusión y buen humor, y creo que al final todos quedaron bastante contentos con la experiencia.

Después, los compañeros y la escuela nos marchamos por Villava en busca de unas cervezas bien frías, dispuestos a contarnos nuestras aventuras veraniegas, pero eso ya es otra historia…