La controversia quedó servida
cuando Garrett Holeve, un chaval de veintitrés
años, salto al ring para disputar su primer combate de Artes Marciales Mixtas.
Ha, cierto… no hemos dicho que Garrett tiene síndrome de Down.
El sueño de Garrett siempre fue
competir, y para ello se entreno durante años en un grimnasio de MMA, bajo la supervisión de un profesional.
Sus padres le han apoyado en este
objetivo, entendiendo que ayudando a su hijo en la consecución de sus sueños, también
le están ayudando a madurar como persona adulta.
Desde luego, este camino no ha
estado exento de dificultades, ya que hay muchas personas que pusieron el grito
en el cielo… ¿se debe permitir a un chico
con síndrome de Down participar en un deporte de contacto?
Unos opinan que si, otros que no…
yo personalmente prefiero escuchar la opinión de los aludidos en cuestión, y
Garrett lo tiene muy claro.
Porque, efectivamente, esta
enfermedad tienen grados, y no es lo mismo un caso que otro. Sin embargo,
teniendo en cuenta las circunstancias de cada caso, creo que la decisión última
debe ser la suya y la de sus padres… al fin y al cabo es su vida y a nadie más
le importa realmente.
Lo demás es, a mi entender,
demagogia barata.
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