"Mike Terry (Chiwetel
Ejiofor) es el instructor jefe de la Academia de Jiu-Jitsu Southside. A pesar de su
calidad como luchador, rechaza participar en competiciones profesionales que
considera ante todo un síntoma de debilidad. En su lugar, se dedica a entrenar
a futuros guardaespaldas, policías y soldados en el arte de la autodefensa.
Pero todo cambia una noche en la que Mike salva de una brutal paliza a Chet
Frank (Tim Allen) una famosa estrella del cine de acción. Este acontecimiento
lo lanza al mundo del cine donde su destino le conducirá a aquello que siempre
había dejado de lado: un campeonato de lucha..."
Pero tras este sencillo argumento, se esconde una de las mejores películas de artes marciales
que he visto. Interesante, absorbente, realista, intimista, personal y cruda
como la vida misma.
El director David
Mamet, apoyado en una magnifica banda sonora, hace un excelente trabajo
contado una historia real, de gente real, enseñandonos el lado oscuro que se
esconde tras el negocio de las artes marciales y los deportes de contacto, pero
que ante todo, anida el corazón humano.
Quisiera terminar esta breve reseña, citando un fragmento
de un articulo de la revista de artes marciales DOKKODO:
“Es una esquizofrenia
camuflada, el pretender vivir con un pie en la sociedad moderna y con el otro
en el mundo tradicional”
Pero aunque aprecio que esto es cierto, ese es un camino que
bien merece ser vivido.
Un saludo.
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